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Reproducción
Es el paso anterior a las granjas de producción que se han citado, cabiendo pues referirnos a ella, en virtud de la también aludida especialización, como una granja de reproducción para carne o para puesta.
Las granjas de reproducción deben contar pues con animales reproductores -generalmente en la proporción de 1 macho por 10 hembras-, que, apareados durante un período de una año o poco menos en gallineros sobre yacija, producen huevos fértiles que, incubados, luego darán nacimiento a pollitos con una aptitud u otra. Tienen que disponer así de una planta de incubación, preferiblemente y por razones sanitarias situada en un lugar distinto de la propia granja.
En ocasiones, para poder vender pollitas “a punto de puesta’ a granjas que sólo se dediquen en exclusiva a la producción de huevos, las de reproductoras -también conocidas por granjas de multiplicación- trabajan en colaboración o disponen ellas mismas de granjas de recría. La misión de éstas es pues la de recibir pollitas de un día de edad, aptas para la puesta y criarlas hasta la edad en que serán vendidas a las granjas de producción de huevos.
Como actividades avícolas indispensables para el funcionamiento de este complejo engranaje se precisa, además, la existencia de estas otras facetas:
1. Las granjas de selección. Son aquéllas que se dedican a la formación y a la mejora de estirpes de aves de un tipo determinado dentro de un programa de mejora genético definido. Si bien en los principios de la avicultura industrial eran muchos los avicultores que se dedicaban a la venta de animales de ‘selección”, los elevados conocimientos en genética animal que se requieran para ello, la compleja organización técnico-comercial involucrada -operando a un nivel multinacional- y los grandes medios económicos consiguientes han hecho que en los últimos años las verdaderas granjas de selección se hayan ido reduciendo cada vez más. De esta forma, hoy las empresas que pueden definirse como tales en todo el mundo son relativamente muy pocas, estando integradas muchas veces dentro de grandes grupos financieros, bien de tipo estatal, bien con ligazones en las industrias farmacéuticas o de la alimentación, etc. Las granjas de selección suelen tener distribuidores o exclusivistas para la venta de sus productos en determinados países o zonas geográficas. Estas son las granjas de reproducción o multiplicación antes citadas. Y, naturalmente, el avicultor independiente que con sus propios medios desee adentrarse en este campo de la selección tiene muy pocas posibilidades de salir adelante en ello ya que siempre le faltarán, si no los conocimientos que tiene el gran seleccionador, al menos los medios de que dispone éste.
2. Los mataderos de aves. A diferencia del huevo, producto que la gallina ya nos da “envasado” y por tanto no requiere transformación alguna, el pollo precisa pasar necesariamente por un matadero para su procesado. La posibilidad de vender los pollos en vivo para que el comprador los sacrifique en su domicilio está totalmente descartada en los países desarrollados, tanto por la propia legislación como por los actuales hábitos de vida. Por consiguiente, en todo caso es precisa la existencia de unos mataderos de aves que, con mayor o menor sofisticación, someten a éstas a todas las operaciones necesarias -sacrificio, desangrado, evisceración y ulterior preparación y/o troceado, si se requiere- para su comercialización. Ello se realiza generalmente en instalaciones cada vez mayores y más automatizadas, que se encargan después de la distribución comercial de las canales o de las partes del pollo así preparadas.
3. Las fábricas de piensos. Es otro eslabón necesario en la actual estructuración de la avicultura. Si bien siguen existiendo aún avicultores que fabrican en sus propias granjas el pienso para sus aves, cada vez son menos, acudiendo la mayoría de ellos a la adquisición en una fábrica adecuada de los productos que precisan en función de la edad o del tipo de aves con que trabajan. Esas fábricas de piensos tienen que disponer así de un nutrólogo para la confección de raciones equilibradas, de un adecuado servicio de compras de primeras materias -operando incluso en los mercados internacionales-, de unas adecuadas instalaciones para poder molturar, mezclar, granular o someter a todo tipo de operaciones los productos fabricados, de un buen servicio post-venta para la asesoría de los clientes y, en suma, de una compleja estructura técnico-comercia l. Debido a ello, en muchas ocasiones se hallan controladas por grandes firmas multinacionales del ramo de la alimentación. Por otra parte, debido a la presentación de crisis periódicas en los mercados avícolas, -especialmente en el de la carne de pollo- que acarreaban la ruina para los criadores, muchas fábricas de piensos han tenido que recurrir a la llamada fórmula de la integración. Por el momento baste saber que ésta se caracteriza por el suministro al granjero por parte de una gran organización -generalmente con base en la fábrica de piensos, aunque a veces también en el matadero- del pollito de un día, del pienso necesario para su crianza y de todo el asesoramiento preciso para ésta, finalizada la cual el avicultor percibe un tanto fijado previamente por su trabajo más una suma variable en función de los resultados de la cría.
4. La industria farmacéutica. La avicultura depende de ésta para el suministro de tres tipos de productos bien diferenciados:
-Los biológicos, es decir, las vacunas que, aplicadas a las aves, previenen la presentación de diversas enfermedades. -Los farmacológicos, es decir, aquellas drogas o medicamentos que, bien a través del pienso o bien a través del agua de bebida, se suministran a las aves para prevención o tratamiento de determinados procesos patológicos. -Los correctores para los piensos, grupo muy heterogéneo de substancias que engloba desde las vitaminas y oligoelementos minerales, de necesaria incorporación a todo tipo de raciones, hasta los antioxidantes, los antifúngicos, los pigmentantes, etc., adicionados también a las mismas en numerosas ocasiones.
5. La fabricación de equipos avícolas. La moderna avicultura, dotada de una alta tecnología y eficiencia en todos los aspectos, difícilmente podría operar sin el concurso que le prestan los fabricantes de equipos avícolas. De esta forma, desde la nave prefabricada, la incubadora industrial, el más simple comedero-tolva o el más complejo comedero automático, la batería de puesta, los aparatos para vacunar o desinfectar, etc., los útiles que deben hallarse a disposición del avicultor para una mayor eficiencia en el trabajo son numerosísimos. Y, nuevamente aquí, al lado de empresas pequeñas que producen tal vez sólo determinados equipos, comercializados a nivel local, existen las grandes multinacionales que, con una tecnología de punta, investigan y producen aquellos útiles dotados de una máxima automatización.
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